29 Feb Slow, slow
29 de Febrero de 2020
Me he pasado la vida sobre una montaña rusa, cerrando los ojos, disimulando el vértigo y cruzando los dedos en cada caída libre.
Y lo peor es que ni siquiera conducía yo.
En estos cuatro años de transición e incertezas de todo tipo -incluida, por supuesto, la financiera- que se cumplen justamente hoy, sabía que necesitaba parar. Parar a observar, a escuchar, a sentir, a conseguir pensar con claridad. A dejar pasar las horas, sin más, tomando conciencia de estar para poder llegar a ser.
Al principio era todo un logro poder, simplemente, apagar el móvil. Aún queda ruido, pero muy poco a poco ha ido llegando el silencio.

Sabía que lo necesitaba, pero no tenía ni idea de cuánto. La vida siempre es más lista que una.
Al fin me espera esa slow life que había empezado a soñar desde hacía tanto, cuando anhelaba una vida lenta, sencilla, consciente, mientras la competitividad, la agresividad y la ansiedad siguen girando a mi alrededor, en la locura de las montañas rusas.

¿Me cuentas tú?