El cumpleaños de mi suerte

El cumpleaños de mi suerte

26 de Mayo de 2023. Relato de la semana para Creativos Enredados. Pista:

Según me susurró el jefe de sala cuando empecé, llevaba sesenta años viniendo a la cafetería todos los domingos por la tarde, siempre en invierno, porque los veranos los pasaba entre los Hamptons y sus viajes a Europa. Había perdido la belleza, pero mantenía todo lo demás: el mentón ligeramente levantado, los tacones altos, la inclinación de cabeza saludando por su nombre al ujier y esa elegancia innata con la que pocas mujeres tienen la suerte de nacer. Se sentaba siempre en la mesa que tenía reservada junto a la ventana, en el rincón más discreto, donde se quedaba ensimismada con el ajetreo de Nueva York bajo la lluvia.

Me fascinaba cómo se quitaba los guantes y dejaba caer la estola sobre la silla y siempre me azoraba cuando, sin remedio, me pillaba, clavando en mí esos ojos de acero que brillaban tanto como los diamantes de sus broches. Me ponía tan nerviosa que me temblaba la tetera al posarla en la mesa, y más de una vez confundí su pastel preferido, pero ella nunca dijo nada, sólo sonreía imperceptiblemente, dejándome después una desproporcionada propina que me solucionaba la semana tanto como me desconcertaba.  

Siéntate, me dijo aquella tarde que me cambió la vida, y me ordenó encender las seis velas que me había hecho poner en el pastel que le acababa de servir, en esta mesa me comprometí con mi marido, soltó de pronto, apagando una, rozándola apenas con los dedos, y levantamos juntos todo lo que vino después, y dejándolas en el mantel me habló de hijos, de empresas y de casas, una vela por cada década, sin que yo tuviera ni idea de adónde quería ir a parar, y aún menos fuera incapaz de interrumpirla, paralizada por el asombro.

Esta última es para ti, si la quieres.

El impacto se debió reflejar en mi rostro, porque sonrió, divertida, necesito una asistente personal, dijo, y de ti ya lo sé todo. También lo que no sale en tu currículum y es lo que más busco: que no te conformas, que no te rindes, que no quieres volverte el primer año. Nueva York no es para todos, pero te miro y me veo, porque yo fui tú. Trabajarás hasta extenuarte, pero lo aprenderás todo. ¿Te vienes?

 Le cogí la mano, cerré los ojos y, sin dudar ni un segundo, apagué la vela.   

¿Me cuentas tú?

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