El último día es el primero

El último día es el primero

31 de Diciembre de 2019. Nochevieja

El monte no entiende de fiestas. Aquí cala igual el frío que el silencio. Pero es Nochevieja.

La luz se ha despedido ya, y con ella no sólo se va este día. Se van nueve años. Al fin.

En un rato, esta balanza batirá sus alas y echará a volar, mientras las campanadas van cayendo sobre las palabras, bendiciendo este blog que se inaugura justo a la vez que el nuevo año. De entre todas, hay una que lleva latiendo con fuerza desde hace mucho tiempo. Acude a despertarme cada mañana, y es la última en pasear por mi mente todas las noches.

Gracias.

En mi refugio de la montaña despido esta etapa, y quiero brindar por La Balanza.

Quiero brindar por mí.

Siempre siento que estas horas están impregnadas de una reverencia extraña, como si el tiempo fuese parando poco a poco, cada vez más lento hasta quedar suspendido en un instante sobrenatural, antes de arrancar otra vez con el último gong del reloj.

Enciendo otra vela. Rojas y blancas, entre el verde del muérdago, las piñas y el romero, cortado cuando aún estaba mojado de rocío. Sólo tintinean las lucecitas del árbol, creando ese escenario tan irreal que sólo consiguen las noches de Navidad.

La magia de las últimas noches del año.

El campanario del pueblo cercano empieza a dar los cuartos, y respiro hondo el olor a chimenea. Enseguida, las oigo.

Una, cierro los ojos.

Dos, sonrío.

Tres, un sorbo de cava.

Cuatro, sonrío más.

Cinco, siento la energía, concentrándose.

Seis, qué emocionante es empezar un año, cada año.

Siete, ya puedes salir.

Ocho, autenticidad.

Nueve, cuántas cosas han pasado.

Diez, sólo pido salud para todas las que tienen que pasar.

Once, saboreo una uva que condensa todas las demás.

Doce.

Te doy la bienvenida a este pequeño espacio de intimidad.

Ésa fue la primera frase que apunté, en un pañuelo de papel, en plena calle, cuando este diario era sólo un sueño.

 ∞ Feliz Año Nuevo ∞

¿Me cuentas tú?

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