27 Ene Que no te lo cuenten
Relato de la semana para Creativos Enredados. Pista: que no te lo cuenten, vive tu propio momento
27 de Enero de 2023

Se miró al espejo y respiró, y cuando abrió el grifo le tembló la mano. Se mojó la nuca y las mejillas, que le ardían, y se pintó los labios de un rojo intenso, el más bonito que había encontrado. Las arrugas no tenían remedio y, además, le daban igual. Las ojeras no; eran un recordatorio constante de la tristeza. Ahora me las quitaré, pensó traviesa, porque pienso dormir tres días seguidos, y levantarme cuando me dé la gana, y pasarme las horas entre la playa y el spa, y cenar cada noche en un sitio distinto, y eso es todo lo que voy a hacer las próximas dos semanas.
¿Y después?
No tenía ni idea, y eso era lo más emocionante.
Respiró otra vez, muy largo, muy hondo. Sólo la interna lo sabía, sobornada con una enorme bandeja de pasteles, un bolso y la promesa de contárselo todo al volver. Miró el reloj. En dos horas lo soltaría, y caería sobre la familia como bombas de racimo. La señora se ha ido, diría, como habían entrenado una y otra vez la última semana, sofocando la risa, pero no sé dónde -mentira- y no sé cuándo va a volver -otra mentira- pero dijo que les llamará. Esto era verdad, y calculó cuántos minutos aguantaría hasta que tuviera que colgarles el teléfono. A sus padres, cuando le volviesen a chillar que por qué había contratado a nadie, si para cuidarles estaba ella, como llevaba haciendo todos estos años, como había sido toda la vida y, al fin y al cabo, no tenía otra cosa que hacer. A los chicos, cuando le repitieran que lo hacían por ella, que ocuparse de los niños todas las tardes y los sábados, cuando salían, le daba vida, porque, al fin y al cabo, tampoco tenía otra cosa que hacer.
A su marido, cuando le recordara, con aquel tonito que la sacaba de quicio, que él no tenía la culpa de que estuviera siempre tan estresada, tan absorbida, tan descuidada.
Tan agotada.
Pasado mañana cumplirás los sesenta, nena, dijo en voz alta. Que no te lo cuenten, éste es tu momento. Y es ahora o ya no será nunca.
Cuando salió del baño, arrastrando la maleta, los altavoces de la terminal anunciaban que estaba a punto de despegar su libertad.
¿Me cuentas tú?